eliminar creencias limitantes

¡Deja de sabotear tu vida! Descubre tus creencias limitantes

Superar tus creencias limitantes es un reto individual que todas las personas deberían plantearse. ¿Has escuchado alguna vez eso de que tu eres tu peor enemigo? Y cuanto crees que hay de cierto. Mira. Te lo voy a decir claro.

Siempre habrá gente dispuesta a fastidiarte el día. También te digo que, en la mayor parte de los casos, no será nada personal. La gente actúa al son de la sociedad. Y la sociedad nos hace muy exigentes. Y muy egoístas.

Sino estás de acuerdo hasta aquí, no sigas leyendo. Si continuas leyendo, vas a eliminar tus creencias limitantes. Y eso te beneficia!

Pero la gente te rodea y no está siempre contigo. El único que está siempre contigo eres tu mismo. Y el 90% de las cosas que deseas y no consigues es, únicamente, responsabilidad tuya. Así que deja de echarle la culpa a las demás y mírate un poco el ombligo.

Por eso hoy te voy a hablar de creencias limitantes. Las creencias las tenemos todos. Funcionamos bajo un sistema de creencias. Yo creo que el dinero es lo más importante VS Yo creo que el dinero no es lo más importante… «Yo creo que los políticos lo hacen bien» frente a «yo creo que los políticos no hacen bien su labor».

Ojo, ponemos ejemplos antagónicos para entender como funciona todo esto de las creencias.

Eliminar creencias limitantes que se forjan desde niños

Desde que tenemos uso de razón. Esas creencias se adquieren en el seno familiar, en la escuela, en nuestro grupo de amistades. En cualquier ámbito social. También están forjadas en el lugar y tiempo en el que vives.

Antes la gente creía que la tierra era plana hasta que Copérnico y Galileo defendieron la redondez de la Tierra (bien es cierto que, mucho antes, textos hindúes como Surya Siddhanta, el libro egicpcio “La morada oculta”, o Platón y Aristóteles, ya se habían dado cuenta de que plana, plana no era la tierra).

Así que amigo, este ejemplo me viene que ni pintado. La gente antes creía que la tierra era plana. Y esto, efectivamente, es una creencia limitante. Y creo que no hace falta más explicaciones, ¿no?

El problema es cuando nuestras creencias limitantes limitan nuestra vida cotidiana. ¿Pero a qué nos referimos con estas limitaciones?

Pues a que si tus creencias limitan el máximo potencial que puedes ofrecer, si tus creencias te impiden avanzar ya sea por miedo o por pereza, esas creencias deberías tirarlas a la basura. Pero, obviamente, no es tan fácil.

La historia es que ya sabes que actúas bajo unas creencias. Y esas creencias te sabotean. Por ejemplo. Creemos que sin un trabajo estable no vamos a tener dinero. Y que sin dinero perderemos nuestra casa. Que sin dinero podemos llegar a pasar hambre. Y si pasamos hambre nos morimos.

Puede parecer una chorrada… pero al final nuestra mente, nuestro cerebro es muy complejo. Pero muy sencillo a la vez. Actuamos bajo el paradigma causa-efecto. Te parecerá demasiado dramático. Pero tu cerebro se rige por tus creencias. ¿Y a que visto así suena ridículo?

¿De quien es la culpa que tengamos creencias limitantes?

Pues si soy coherente con todo lo que he dicho hasta ahora, la culpa es tuya. Siempre podemos echar la culpa, y con razón, a los medios de comunicación que siembran creencias limitantes entre la ciudadanía.

Lo hacen con el propósito (marcado por determinados poderes) de mantenernos limitados, sumisos y dependientes de unas estructuras que nos hacen más vulnerables y dependientes de esas esferas de poder.

También nos transmiten creencias limitantes los sistemas educativos y las tradiciones y costumbres de la época o el país en que hemos nacido y vivido. El peso de la religión y una mal llamada moralidad acaban por socavar nuestra capacidad máxima como seres humanos.

Eso son las creencias limitantes. Analiza las tuyas porque seguro que tienes.

Eliminar creencias limitantes: un obstáculo en tu vida

Cada vez que tienes que actuar hay un pensamiento previo. Y ese pensamiento se produce en función de tus creencias. Es por ello que para cambiar determinados hábitos y pautas de comportamiento, debemos cambiar nuestras creencias.

No todas nuestras creencias nos limitan. Pero, en general, muchas de ellas nos impiden desarrollarnos y crecer como personas. Y nos dificultan alcanzar nuestras metas y propósitos

¿Como se crean las creencias limitantes?

Como hemos dicho antes, las creencias limitantes se crean, principalmente, durante nuestra infancia. Es cuando se consolida nuestro aprendizaje.

El entorno en el que vivimos durante estos primeros años de vida tiene una trascendencia enorme sobre nuestras creencias y nuestra percepción de la realidad.

En ese sentido, cobra especial fuerza nuestro ámbito familiar, el educativo y el entorno socio cultural.

Existen muchas formas sutiles de consolidar creencias. El sistema educativo y los valores en el seno familiar tienen un peso fundamental. Por ejemplo, unos padres sobre protectores, que transmiten una educación basada en la fragilidad del niño o niña pueden acarrear problemas de autoestima.

Si educamos a nuestros niños con frases como “cuidado, que te vas a caer”, o “no vas a poder, es muy difícil para ti”, esos mensajes van calando en el subconsciente de los pequeños y formando su mentalidad y creencias. Todo ello desemboca en falta de confianza y autoestima.

“Toda falta de confianza y autoestima se basa en la creación de un miedo durante nuestra niñez”

Creencias limitantes: un miedo irracional

Cuando asumimos esas limitaciones lo hacemos basados en un miedo. Esas creencias se fundamentan en pensamientos que consideramos como verdades absolutas. Se basan en experiencias previas que quedan remanentes en nuestro subconsciente.

Y en muchos casos no tienen una base razonada. Simplemente las aceptamos como propias de nuestra personalidad y actuamos en función de ellas.

Tu mapa de la realidad conforma tus creencias limitantes

Conforme nos vamos haciendo mayores seguimos adoptando creencias. Si en tus puestos de trabajo te sientes desplazado o poco valorado por jefes y compañeros, desarrollaremos la creencia de que el entorno laboral es hostil. Y la limitación puede parecer justificada.

Pero piensa esto: quizá tuviste la mala fortuna de tener un jefe inepto o unos compañeros poco amables. Cambiaste de trabajo y tu experiencia previa condicionó tu relación con tus compañeros. Te hiciste desconfiado o poco abierto a entablar relaciones en el trabajo.

Y tan solo por una primera experiencia laboral negativa actúas bajo unas creencias que reproducen, de nuevo, esas malas experiencias. Ya has desarrollado una creencia limitante. Vaya fastidio, ¿no?

La sociedad se retroalimenta a si misma de creencias limitantes. “Si no tienes estudios eres un fracasado”, “Con esa edad ya no puedes hacer eso”.

Son creencias universales que se reproducen y se alimentan a si mismas como verdades absolutas. Casi nadie se para a plantearse la autenticidad de estas afirmaciones.

Los medios de comunicación tienen una fuerte repercusión en fomentar creencias limitantes. Os aconsejo analizar el lenguaje y los mensajes que lanza la publicidad. Analizar cómo los anuncios de TV son conformadores de nuestra percepción de la realidad.

Finalmente están las creencias que desarrollamos en función de confianza depositada en personas relevantes, o una autoridad. Las personas a las que consideramos referentes son fuente de creencias. Pero desterramos nuestro análisis crítico y aceptamos esas opiniones sin cuestionarlas.

¡Poca gente está dispuesta a cuestionar sus propias creencias!

A un nivel más profundo, nuestra conciencia moral, basada en nuestras experiencias e ideología, genera creencias tan arraigadas, que no cuestionamos lo contrario. Consideramos esas creencias como un dogma y liberarnos de estos pensamientos atenta contra nuestra propia identidad.

Cómo afectan las creencias limitantes en tu día a día…

Tus creencias marcan tu destino, tu comportamiento y acciones. Y tu actitud frente a la vida. Si tuviste una infancia difícil y no pudiste realizar lo que deseabas por dificultades, es normal que afrontes cada reto de tu vida desde un punto de partida derrotista.

No reparamos en que cada experiencia pasada no debe condicionar cada experiencia presente. Por esta regla de tres, alguien que juega cada semana a la lotería, después de una año sin premios, debería desistir. Es un ejemplo tonto.

Como lo es que de pequeño te mordiese un perro y de adulto tengas un miedo infundado a todos los perros. Es como pensar que cada vez que te acercas a un perro, este te va a morder. Absurdo, ¿no?

Vayamos al otro extremo. Una persona con confianza y autoestima. Una persona con una actitud positiva frente a la vida, el trabajo o las relaciones sociales tendrá más éxito en todos estos ámbitos que alguien derrotista.

En el análisis de las creencias limitantes cobra sentido total la máxima que dice “Creer es crear”.

Es muy sencillo de entender. Si vas a una entrevista de trabajo con dudas tu cerebro te va atraicionar. Porque si dudas no transmites seguridad. Y si no demuestras seguridad en ti mismo, ¿cómo alguien va a confiar en ti? Cambiar tus creencias desde las limitaciones a las potencialidades supone un cambio de paradigma vital.

Este cambio te permitirá adoptar una posición en la vida enfocada al éxito.

Eliminar tus creencias limitantes

Observa tus rutinas diarias

Dedica un tiempo determinado cada día. Durante media hora observa tus rutinas. Pero cada vez que tomes una decisión para actuar en cualquier cuestión, analiza que pensamiento ha activado esa decisión. Y una vez localizado ese pensamiento, analiza que creencia te ha llevado a ese pensamiento.

Tu comunicación muestra tus creencias limitantes

Una de las cosas que puede darte una pista es la forma en la que hablas. Cada uno de nosotros usamos expresiones, de forma inconsciente, que determinan nuestra forma de pensar y de actuar.

Por ejemplo, cuando decimos “Tengo que…” estamos mandando un mensaje a nuestro cerebro. Y nuestro cerebro se lo toma muy en serio. Nuestra mente piensa que tiene que hacer algo. Pero solo eso, “tengo que hacer”, pero de forma indeterminada. Tenemos que hacer algo pero sin precisar ni cuando ni cómo ni dónde.

En contraposición, si decimos “Voy a…”, nuestro cerebro reconoce que lo vamos a hacer y entendemos cierta inminencia o convencimiento. Veamos con un ejemplo: no es lo mismo decir “tengo que ir al gimnasio” que “voy a ir al gimnasio”.

La primera indica una obligación indeterminada. Es como una imposición que nos marcamos y eso denota pereza o miedo. Mientras que cuando “vamos a hacer algo” determina convencimiento, seguridad e, incluso inmediatez.

Vivir en las generalizaciones: la peor creencia limitante

Nuestro cerebro busca la simplicidad para asegurar nuestra supervivencia. Como algo básico, vital y primario. “Esto es bueno o malo”, “esta lejos o cerca”. No tendemos a aceptar relatividades ni términos medios.

Por ejemplo, hay gente que vive en la autocompasión (y además se siente cómoda en este papel) que suele decir “Que mala suerte tengo” o “Todo me sale mal”. Y lo que estás haciendo es convencer a tu mente de que esto es así y seguir actuando para que esto sea así. Así de sencillo. Y así de complejo.

Me hace mucha gracia la pregunta “¿Eres feliz?”. Tendemos a generalizar. A ponernos etiquetas permanentes. Cuando en realidad somos seres cambiantes, evolucionantes y no estáticos. Pues no colega. No soy feliz ni infeliz. Hay ratos que me siento feliz y ratos que me siento infeliz. Y ese equilibrio es sano y necesario.

¿El origen de los pensamientos negativos?

Los pensamientos que desembocan de nuestras creencias limitantes suponen un obstáculo en nuestras vidas para desarrollar nuestro verdadero y pleno potencial.

El origen de estos pensamientos vienen de nuestras creencias limitantes. Por eso es tan importante eliminar esas creencias limitantes. Pero para ello es necesario desentrañar el origen de estos pensamientos. Estas creencias parten de los siguientes puntos…

  • En un nivel muy profundo esta nuestra moral. Nuestra visión de la realidad determina que es correcto y que no.
  • Anteriormente también explicamos que nuestras creencias pueden estar determinadas por la confianza o credibilidad que nos reporta una persona o fuente de información a la que consideramos una autoridad o un experto.
  • Nuestras propias experiencias conforman un mapa de la realidad que condiciona nuestros pensamientos. Las creencias vienen determinadas por experiencias previas. Especialmente las que experimentamos en edades tempranas o tienen un componente traumático.

Por eso es fundamental determinar y analizar cuando, y de que manera, una creencia se instaló en el disco duro de nuestro cerebro. Solo así podremos trabajar para sustituir o eliminar las creencias limitantes.

Sustituir o eliminar creencias limitantes…

Durante los últimos tiempos he estudiado y conocido una de los más poderosos métodos o herramientas para comprender el origen de nuestros pensamientos y creencias limitantes: la programación neuro-lingüistica o PNL.

De esta manera podremos hallar respuesta al origen de muchos pensamientos que nos llevan a actuar de una determinada manera y no de otra. En muchas ocasiones nuestras acciones estarán determinadas por pensamientos que limitan todas nuestras capacidades. Creencias que limitan nuestro auténtico potencial.

Vamos a aplicar un método fundamentado desde la PNL. Para conocer más sobre PNL recomendamos la lectura de “Cómo cambiar creencias con la PNL”, de Robert Dilts, uno de los gurús de esta materia.

Para ello debemos analizar los siguientes puntos…

1) Determina cuál es el pensamiento que te ha llevado a realizar una determinada acción.

2) Una vez identificado ese pensamiento, debemos reconocer en que creencia se sustenta. Para ello debes observar en lo más profundo de ti. Por ejemplo, si temes cambiar de trabajo o de ciudad, tus pensamientos determinan miedo.

Pero tras ese miedo, puede que tus creencias sean contrarias a afrontar cambios o salir de tu zona de confort. Esto puede venir determinado porque, en algún momento de tu vida, un cambio tuvo un resultado no deseado.

3) También debes identificar si esa creencia es tuya, en función de una experiencia previa. O tal vez se base en tu moral, en tu forma de comprender el mundo. Pero también puede ser una creencia adoptada de manera externa. Es decir, esa creencia proviene de una autoridad: puede que de una persona experta o de un contexto socio cultural que determina nuestras creencias.

4) Una vez identificado el origen y el efecto de esa creencia, debemos determinar cual es la creencia contrapuesta que nos permitirá desterrar la anterior. De esta manera podremos enfocarnos en adoptar una nueva creencia que nos potencie y nos permita afrontar nuestra vida hacia el éxito y la plenitud.

Tenemos que tener en cuenta que no podemos hacer desaparecer una creencia, sino sustituirla por otra más enriquecedora y menos limitante.

5) Una vez determinada esa nueva creencia que queremos incorporar, debemos proyectar cómo será nuestra vida bajo los pensamientos que determina esa nueva creencia. Y pensar si esa nueva creencia nos va a beneficiar y nos permitirá alcanzar más fácilmente nuestros objetivos.

6) Una vez reconocida y asumida como positiva para nuestra felicidad, esta nueva creencia debe ser consolidada en nuestra mente. Para ello, usaremos determinadas técnicas que nos permitirán asumir esa nueva forma de pensar y observar la realidad.

Una buena y práctica manera de hacerlo es observar todo lo que pensamos y hacemos bajo ese nuevo “filtro”. Las afirmaciones que hagamos deben estar en consonancia con esa nueva creencia que hemos adoptado.

Por ejemplo, si desterramos la creencia que no terminamos ningún proyecto, como ir al gimnasio o aprender inglés, deberemos repetirnos (con pensamientos o verbalmente) que vamos a empezar y asumir ese hábito o el comportamiento de emprender esa actividad. Parece una tontería.

Pero si nos lo repetimos con frecuencia el cerebro creerá que esto va a ser así y lo adoptaremos como una realidad. Y se convertirá en realidad.

7) Pero claro, no debe quedar solo en pensamientos. Debe haber comportamiento y ejecución en función de esa nueva creencia. Pensamos que vamos a aprender inglés (no que “tenemos” que aprender inglés) y actuamos en consonancia con ese pensamiento.

Nos apuntamos ingles y vamos tres días por semana. En menos de un mes, habremos interiorizado tanto que somos capaces de aprender ingles que veremos los resultados. Y adoptaremos ese hábito como propio porque creemos que aprender un idioma es positivo. Y además somos capaces de hacerlo.

En definitiva, cambiar nuestras creencias limitantes es una de las mejores decisiones que puedes adoptar. Nadie quiere vivir bajo creencia que nos impidan alcanzar nuestra plenitud y felicidad.

Lo que sucede es que, a veces, ni somos conscientes de tener estas creencias limitantes. Forman parte de nuestra realidad de una forma tan interna que no podemos identificarlas como algo creado o no real.

Si tu madre, desde pequeño, te dijo que eras desordenado, y sigue diciendo eso sobre ti, al final tu lo asumes como cierto. Y actúas en consecuencia: eres desordenado. Es el fenómeno de la profecía auto cumplida.

Nuestro ego requiere de unas etiquetas para sentirse identificado. Esto simplifica nuestra vida. Pero también la limita. Es un rasgo de los seres humanos.

Sentir que tenemos unas características que nos distinguen de los demás. Pero esto también limita nuestro potencial y nuestras creencias. 

Si dejas de creer que eres una persona desordenada, tus creencias te llevarán a dejar de considerarte desordenado. Tu cerebro dejará de llevarte a adquirir patrones y comportamientos basados en el desorden. Como dije antes, así de sencillo. Y así de complejo. Pero, en cualquier caso, necesario para nuestro desarrollo personal.

¿Has identificado ya tus creencias limitantes?

¿Tienes claro como sustituir tus creencias limitantes por creencias que potencien tu vida?

Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. Gema G G

    Los límites son un término que ahora más que nunca están en boca de todos por la situación política que estamos viviendo. Pero quién los marca, quien debe obedecerlos, es todo muy relativo, todo depende de según se mire. Nos los imponemos nosotros mismos para seguir un camino establecido, pero a veces hay que traspasarlos para poder avanzar y llegar a algo mejor. Y con esto no estoy diciendo que esté de acuerdo con el proceso independentista sino que es necesario, en ocasiones salirse del camino por un fin mejor aunque el proceso sea complicado. La vida no es fácil, es nuestro deber hacerla lo más fácil posible para nosotros pero sin llegar a ser conformista y estancarnos en algo eternamente. Nada es para siempre no lo bueno ni lo malo y ahí está la gracia de nuestra vida y es por lo que merece la pena vivirla y disfrutarla y dejar aflorar nuestros sentimientos buenos y los malos también porque gracias a ellos es cuando decidimos cambiar las cosas a mejor claro.
    Es como el proceso del águila imperial cuando se hace mayor y ya no puede cazar bien porque sus alas le pesan y su pico se estropea, ha de sufrir un cambio muy duro para poder remontar el vuelo.

    Volemos libremente!

    1. Jose Vicente Esteve Lopez

      Gran reflexión! Gracias Gemma… creo que aportas unas ideas que tienen mucho que ver con el momento actual, y desde una perspectiva muy constructiva.

Comentarios cerrados.