como respirar correctamente

¿Crees que respiras correctamente? Probablemente te sorprenda la respuesta…

Cuando tengo que enfrentarme a una situación no demasiado agradable, a un momento de incertidumbre o a un acontecimiento que genera estrés siempre pienso en la multitud de consejos que un buen amigo puede darnos.

Desde el famoso “cuenta hasta 10” al optimista “todo pasa”. Pero ahí te ves tu, discutiendo por una cuestión de tráfico, lidiando con un compañero de trabajo o enfrentándote a una entrevista laboral. Y de todos los consejos, quizá el que me resulte más sabio es el de “tomate un respiro”.

Te explicamos el porqué y el cómo saber respirar…

Respirar es lo primero que hacemos al nacer y lo ultimo que hacemos al dejar “esta” vida. Resulta esencial para nuestro desarrollo y salud como ser vivo pues, como bien sabes, puedes pasar tiempo sin comer, algo menos sin beber, pero solo unos pocos minutos sin respirar.

Una respiración adecuada puede marcar la diferencia entre un organismo saludable y pleno, y otro que no lo es tanto.

En definitiva, todos pensamos que respirar es fácil. Más que fácil, algo innato. Y así debería ser, pero el ser humano, especialmente en Occidente se ha desarraigado de sus funciones fisiológicas más básicas. Unos dicen que es el ritmo de vida, otros que son los malos hábitos, las malas posiciones corporales, la contaminación o que simplemente no sabemos gestionar nuestras emociones.

Y puede que sea un poco de todo, una mezcla explosiva la que hace que, en definitiva, no sepamos respirar. Pero desde luego, lo que es seguro es que ya no somos conscientes de cómo respiramos.

Aunque te extrañe, cuando acabes este artículo puede que estés un poquito más de acuerdo conmigo. Porque te aseguro que es más importante de lo que crees para tu salud y bienestar general respirar bien

¿Tan importante es saber respirar?

Sino respiras te mueres. La respiración nos aporta el oxígeno del que vivimos. Ese oxigeno llega a cada una de nuestras células, desde la punta del pie al cerebro (especialmente importante que llegue al cerebro).

Pues si respirases correctamente, que casi seguro que no lo haces, te garantizo que tu salud física lo notaría, pero casi más importante: también lo haría tu salud emocional. Estarías más relajado, y eso a todas y todos nos apetece, no?

Y si respiro mal, ¿que pasa?

Pues en primer lugar no cumplimos con una necesidad física tan vital como respirar, por lo menos de la forma más plena que podríamos hacerlo. Sino respiras como debes, en primer lugar lo nota tu corazón. No te va a dar un ataque por ello, pero a la larga puede tener consecuencias.

Tu corazón altera su ritmo y aparecen las fatigas y cansancios.

Y si no llega oxigeno adecuadamente al cerebro, perdemos capacidades como la concentración, la orientación, los reflejos y, en general, nos volvemos más tontos. Se me ocurren varios personajes públicos que deben respirar muy mal.

Y tampoco es que nuestro ritmo de vida ayude mucho a que respiremos bien. Pero es como todo: en nuestra mano está cambiarlo o no. Porque respecto a la contaminación poco puedes hacer (anda más, usa la bici, deja el coche), pero la postura en la que te sientas en el sofá ya es cosa tuya.

El estrés del trabajo también es cosa tuya. Las presiones y el estrés (si lo piensas), en su mayor parte, te las impones tu. Párate un momento, mira lo que te rodea y respira.

Si lo haces después de un sofoco, una discusión o un disgusto notarás tu respiración acelerada, o tal vez entrecortada. Y sobre todo, no respiramos profundamente sino que lo hacemos de manera muy superficial. Esto pasa factura. Para empezar, vas a estar nervioso, tensa, y es entonces cuando aparece la ansiedad, las depresiones.

Así como respiramos, así nos sentimos…

¡Por eso es tan importante aprender a respirar!

Cómo debo respirar

Pero estate tranquilo. Planteamos esto para darte soluciones. Todo lo dicho antes se plasma en un dato escalofriante.

Seguramente, a no ser que seas un deportista, un yogui o un monje budista, respires aprovechando sólo una tercera parte de tu capacidad pulmonar.

Y claro, eso es una perdida de recursos…

Para empezar, tu respiración debe aprovechar todas las posibilidades en las cuatro fases de la respiración. Estas son la inspiración, la retención, la espiración y, nuevamente, la retención.

En cuanto a las partes de tu organismo (y sistema respiratorio en particular) que debemos emplear son nuestro abdomen y las partes media y alta de los pulmones.

Básicamente, el ciclo de respiración empieza con la inspiración, que permite llenar los pulmones de aire, debido a la expansión de la caja torácica. Esto es, cuando el aire entra por la nariz y atraviesa primero la laringe, la tráquea y, finalmente, llega a los pulmones, que es cuando el proceso respiratorio culmina y permite que el oxígeno se transporte a todos los tejidos y células del cuerpo.

Posteriormente, los músculos intercostales y el diafragma se relajan, esto es la espiración.

Como no hay mejor manera para clarificar que con un ejercicio práctico, allá va. Con estas pautas, en Comunica y Acción, queremos que, en primer lugar seas consciente y sientas tu respiración, las partes que se activan al respirar en cada una de las cuatro fases anteriormente citadas. Pero para ello debes aprender a respirar…

  1. Para empezar, túmbate en el suelo boca arriba sobre una esterilla o colchoneta, estira las piernas y relájate.
  2. Apoya tus manos abiertas en el abdomen para poder sentir la respiración dentro de ti.
  3. Empezamos a respirar. Primero, inspiramos lentamente por la nariz (nunca por la boca) y notamos cómo la parte baja de los pulmones se va llenando de aire, lo que supone que el abdomen se eleva. Pero seguimos con la inspiración y ahora notarás que la parte media del pulmón también se llena de aire, es decir, el tórax se eleva.
  4. Finalmente, para acabar con la la inspiración, también notaremos que la parte superior de los pulmones se llenará de aire. De una forma mecánica y natural, la parte alta de nuestro pecho debería elevarse y los hombros echarse hacia atrás.
  5. Acaba la inspiración pero no debes soltar (expirar) el aire acto seguido porque llega la fase de retención. Basta un par de segundos de retención del aire en el interior de nuestros pulmones. A continuación empieza la espiración, de forma muy suave y lentamente por nuestra nariz y boca.
  6. Es sencillo. También puedes realizar esta práctica sentado, con las piernas cruzadas y, muy importante, con la espalda recta.

En la respiración, tan importante es marcar perfectamente las cuatro fases como la posición en que lo hacemos. Espalda recta siempre. Si practicamos este ejercicio a diario durante unos minutos y logramos interiorizarlos, ojalá algún día quede tan interiorizado que respires así siempre. Tu vida cambiaría por completo.

Además, con esta practica diaria lograremos respirar mejor y automatizar el proceso, con el consiguiente bienestar físico, sino que también lograremos unos minutos de calma e introspección, tan aconsejables en los tiempos que corren.

Con todo ello, empezaremos a apreciar mejoras a nivel físico y de energía, pero también notaremos mejoría en el plano emocional. La calma y sosiego que aporta una respiración consciente es la clave de prácticas tan aconsejables como la meditación o el yoga.

Hablamos en definitiva de una mejora integral en nuestra salud física y mental, y por tanto en nuestra vida.

Beneficios de respirar correctamente

Para empezar, debemos distinguir entre la respiración torácica y la respiración abdominal. La primera es la más habitual.

Nos referimos a la que se realiza en el interior de nuestra caja torácica. Por su parte, la segunda, la abdominal permite permite una mayor llegada de aire a los pulmones, que a su vez es beneficioso pues logramos una mayor oxigenación de nuestra sangre.

Debemos señalar que cuando respiramos, solemos emplear una mezcla de los dos.

En nuestra sociedad, la occidental, por diversos factores de riesgo anteriormente citados (estrés, malos hábitos alimenticios o posturales, sedentarismo, …) tendemos a respirar excesivamente con el pecho (TORACICA) y poco con el vientre o abdomen.

Desaprovechamos los beneficios de nuestra respiración para oxigenarnos y ventilarnos. Debemos aprender a respirar, emplear más el diafragma. Con ello conseguiremos mejorar la función de nuestros pulmones y beneficiaremos a todos nuestros órganos. El corazón, por ejemplo, se nutrirá de una mayor oxigenación en la sangre y lo someteremos a menos esfuerzo.

Pero es que además, el proceso de contracción del diafragma estimulará nuestra circulación sanguínea (y linfática), lo cual beneficiará a los órganos que se encuentran en nuestra cavidad abdominal, y de esta manera beneficiaremos a la función digestiva. Reforzaremos nuestro sistema inmune, nuestra presión arterial… Y no solo nos beneficia físicamente…

Los beneficios de la respiración para la mente

Tan importante como los beneficios para el cuerpo de una respiración adecuada, lo son también para la mente. Es por ello que, ciertas actividades que tienen en la respiración un punto importante, como es el yoga, pilates o tai-chi resultan tan relajantes. La razón es que la respiración aúna mente y cuerpo, por lo que respirar correctamente nos permite relajarnos y reducir la ansiedad o el estrés.

La importancia de la respiración es algo fundamental desde tiempos inmemoriales. Especialmente en Oriente. Difícil relajarse sin respiración, por ello las mamas saben que es fundamental en el parto, un momento tan vital de nuestra existencia.

O la meditación, herramienta básica para alcanzar una vida plena y feliz.

De hecho, focalizar nuestra atención a la respiración es básico para la meditación. Básicamente consiste en concentramos en los ritmos de la respiración. De esta forma logramos desprendernos de la sucesión continua de pensamientos (sobre todo los que nos perturban).

Diversos estudios científicos demuestran que controlar la respiración produce alteraciones en el funcionamiento de nuestro cerebro.

Contamos con diversos ejemplos… como el de los monjes budistas que consiguen, sin esfuerzo, respirar (inspiración-retención-espiración-retención) cuatro o cinco veces por minuto. Tu y y yo tenemos un ritmo en reposo de 15a 20 respiraciones por minuto.

También se observa que la meditación, y su consiguiente respiración, permite rebajar la actividad de la amígdala presente en el sistema límbico. Esta región cerebral resulta clave en el control de las emociones.

Finalmente, cambiar el ritmo y la intensidad de nuestra respiración aumenta la producción de endorfinas, esas hormonas que nos hacen sentir feliz. Al mismo tiempo, se reduce la segregación química de cortisol que hace todo lo contrario: estresarnos.

¿Tu que prefieres? Pues date un respiro y AHORA MISMO RESPIRA profundo durante cinco minutos. Y mañana, diez, pasado mañana quince… El cambio en tu salud y en tu mente esta en tu mano…