que es ikigai

Buscas tu propósito en la vida: buscas tu Ikigai

Ya sabes que este blog se llama Comunica y Acción con una connotación doble: por un lado por la necesidad de dotar a la comunicación de su valor en tu personalidad y emociones. Por el otro, como componente crítico que te impulse a pasara a la acción para incrementar tu bienestar.

Es lo que necesitas: comunicarte con eficacia y trabajar en tus propósitos. Y para eso existe también un término o concepto japonés que define muy bien esa búsqueda de felicidad personal. Tu propósito en la vida: Ikigai.

Básicamente, es la razón por la que nos levantamos cada día. Es encontrar la perspectiva que nos hacemos en lo más profundo de nuestro ser. La que da sentido a nuestra existencia. Para ello, se concibió el concepto de Ikigai. Para poner una etiqueta a lo que debería ser tu esencia.

¿Qué es el Ikigai?

No existe una traducción literal del término japones Ikigai.

Pero si hacemos un análisis etimológico el concepto viene de la fusión de “ikiru” y “kai”. Mientra que “Ikiru” significa “vivir”, “Kai” implica “la materialización de lo que uno espera”.

Por tanto, ambos términos juntos, en IKIGAI podría ser algo así como la idea del “propósito para vivir”.

En busca de nuestro Ikigai

Una vez sabemos lo que significa el concepto Ikigai, a todas y todos, nos asaltan las dudas. ¿Cuál es mi Ikigai?”. O incluso, “¿tendré yo un Ikigai?. Pues bien, debes saber que todo el mundo tiene un Ikigai, según la tradición japonesa.

Pero quizá no nos resulte sencillo encontrarlo… Existe, sin embargo, una fórmula o medio para tratar de averiguar tu Ikigai. De hecho, muchos estudios sociológicos y filosóficos occidentales han tratado de averiguar como definir nuestro Ikigai.

La conclusión es sencilla. Es una pregunta que solo podemos responder desde lo más profundo de nuestro interior. Pero cuando comenzamos este diálogo interno, debemos cuestionarnos algunos aspectos como los siguientes.

  • ¿Qué es lo que deseas o te gusta?
  • ¿Qué tipo de cosas se te dan bien?
  • ¿Qué crees que puedes aportar al mundo que este necesite?
  • ¿Cuál podría se la manera que, reuniendo lo anterior, te permita vivir o tener un sueldo?

Aunque ojo. En Japón, el Ikigai no suele vincularse al concepto laboral ni monetario.

Lamentablemente, en Occidente, todo revierte hacia ese tipo de conceptos materiales. Y pese a ello, es un buen sistema para definir, con mayor claridad, qué queremos hacer con nuestra vida.

Pero, en definitiva, en esas cuatro preguntas se determina todo lo que va a suponer nuestro aprendizaje sobre el Ikigai.

Si conseguimos dar respuesta a las cuatro cuestiones anteriores, estaremos mucho más cerca de encontrar nuestro Ikigai, o propósito para vivir.

Profundizando en el Ikigai

Existen algunos matices para entender el concepto Ikigai. Por ejemplo, Ikigai no se refiere solo al concepto de “la razón para la que vives”. Es algo más sencillo, como define un artículo del diario The Telegraph.

En este texto, el profesor de antropología de la Universidad de Hong Kong, Gordon Matthew arroja luz al respecto: “No es el motivo por el que te levantas todas las mañanas.

Se trata de algo mucho más sencillo, algo que tienes enfrente aunque no lo veas”. Ikigai no es solo ese propósito. Es también la acción que desarrollamos para tal propósito.

Identifica tu Ikigai

Basándonos en el artículo de The Telegraph y en las palabras de este profesor de la Universidad de Hong Kong, el concepto Ikigai se basa en unas premisas:

a) Para encontrar nuestro Ikigai, no debemos alejarnos mucho de nosotros mismos. Más bien debemos analizar nuestro entorno y quién somos. En lo obvio está lo complejo. Antes que hacer una búsqueda más compleja, debemos analizar los elementos más obvios ante nosotros mismos.

b) Debemos dar más valor a esa cosa que nos gusta, nos destaca o nos hace diferente o especiales. Quizá sea tu Ikigai.

c) Analiza las razones porqué haces lo que haces. A veces no encontramos una explicación lógica a nuestra forma de vida. No es algo que nos satisfaga. Sin embargo, quizá sea el medio que nos proporciona algo que si deseamos.

d) Qué sepas lo que quieres alcanzar no significa que sea para ya mismo. Nuestras metas y objetivos, a veces, se demoran o suponen tiempo y esfuerzo para conseguirlas.

e) La ambición no es buena consejera para el Ikigai. Mejor tener un propósito bien definido, que cientos poco abarcables. O que nos desvíen de nuestro verdadero Ikigai.

f) Nuestro propósito o Ikigai es como cualquier otro elemento de la vida: frágil e inestable. Ese Ikigai por el que tanto has trabajado, mañana puede desaparecer. Y debemos ser conscientes de ello.

g) El Ikigai es variable y voluble. Por eso tienes que revisarlo y estar seguro que sigue siendo tu propósito. Con el tiempo y la edad, tu Ikigai puede variar.

Pon en práctica tu Ikigai

Una vez identificado tu Ikigai, y todos los factores que influyen sobre él, debemos empezar a trabajar orientados hacia él.

Un ejemplo lo tenemos en la isla de Okinawa, un archipiélago japonés donde se vive bajo el paradigma del Ikigai. En el libro sobre Ikigai “Blue Zones”, de Dan Buettner, este autor nos deja muy claro que, para alcanzar la coherencia y equilibrio que proporciona el Ikigai debe haber acción y constancia.

El término designa un concepto más complejo y abstracto que nuestra tradicional idea de la felicidad. Esta es la nueva enseñanza que podemos extraer del concepto Ikigai.

Volviendo a la isla de Okinawa, donde este estilo de vida está en practica, comprobamos que los más ancianos del lugar no consideran que su Ikigai haya sido su trabajo, sino su legado social a la comunidad.

Esto quiere decir que el Ikigai de aquellas personas viven este estilo de vida, consideran que su legado (aquello que pueden aportar al mundo) es perpetuar su sabiduría. Y ello, en un lugar donde la esperanza de vida es alta. Muy alta. De hecho, esta isla, es donde más personas centenarias viven hoy en día en el mundo.

Como afirma Matthew en su libro, no solo se debe a su saludable alimentación sino a otros factores que vienen de su Ikigai.

Como por ejemplo, llevar una vida comunitaria plena o tener un numero reducido de lazos sociales. En definitiva, su longevidad no viene solo por el cuidado de su salud, sino también por sus ganas de vivir. Y es ahí donde aparece su verdadera “razón de ser”.

Dos occidentales explicando el Ikigai

Este concepto de “Razón o propósito de ser” también ha sido estudiada por dos españoles, Héctor García y Francesc Miralles, autores del libro Ikigai: los secretos de Japón para una vida larga y feliz”, (2016).

Héctor García es un ingeniero valenciano que marchó a Japón desde hace más de una década. Por su parte, Francesc Miralles es un periodista de Barcelona que visita a Héctor habitualmente.

Ambos decidieron viajar a un pueblo del archipiélago de Okinawa, Ogimi, para descubrir el secreto de su longevidad. Tras unas cuantas entrevistas con los lugareños, la palabra más repetida, respecto a su vitalidad y ganas de vivir era “Ikigai”. Su motivación para vivir, su misión en esta vida.

Ambos autores cuenta en diversas entrevistas que, a diferencia de lo que pueda pensarse, la finalidad del Ikigai no es la felicidad.

El objetivo del Ikigai es identificar aquello en lo que eres bueno, que te gusta realizar y que, además, aporta algo al mundo. Cuando lo llevas a cabo, tienes más autoestima, porque sientes que tu presencia en el mundo está justificada. La felicidad sería la consecuencia”, concluyen.

Nuestro lugar en el mundo según el Ikigai

La reflexión de estos autores para definir el estilo de vida Ikigai, nos da la clave para entender el bienestar que proporciona a aquellos que tienen un ”propósito de vida”.

Los psicólogos también pueden explicarlo. En definitiva, tener una meta, un propósito, encontrar tu lugar en el mundo te ubica, te orienta y te hace sentir más pleno. Tenemos identificado nuestro papel en la vida, como una célula en un organismo. Y eso nos hace sentir mejor.

¿Tengo yo un Ikigai propio?

Según los japoneses, si. Otra cosa es que no hayas sido capaz de encontrarlo. También García y Miralles consideran que todos tenemos un Ikigai propio. No es la primera vez que recomendamos mirar atrás y recordar cuando éramos niños. P

ensar en que se nos daba bien o nos gustaba hacer en nuestra infancia.

Todos teníamos una habilidad especial, un don. Podía ser algo relacionado con el arte, las ciencias o el deporte.

Sin embargo, las prisas y exigencias de la edad adulta nos van apartando de esa pasión y parece que lo único importante es ser productivo. Generar dinero, ganar dinero y gastarlo. ¿Es esa la vida que queremos?

¿Qué provoca la falta de un Ikigai en nuestra sociedad?

Muchísimas personas (fijate en tu entorno) no tienen su Ikigai definido. Lo tienen, pero no lo han encontrado. Sin embargo, nunca es tarde para hacerlo.

Uno de los momentos vitales en el que parece que debemos encontrarlo es en la adolescencia, justo antes de cursar nuestros estudios universitarios. Será está formación la que nos defina profesionalmente.

El otro momento es en la madurez, cuando tratamos de reinventar nuestras vidas. Lo que habitualmente se llama “reciclarnos”.

Sin embargo, en uno y otro caso existen grandes presiones sociales que nos hacen tener que buscar nuestro Ikigai casi a la fuerza. Pero, en realidad, podemos encontrar nuestro Okigai en cualquier momento.

Esto hace que las personas acaben trabajando en puestos que realmente no les satisfacen, que les suponen un esfuerzo y les genera estrés, frustración o ansiedad. En definitiva, infelicidad. Esto es porque tienen ocupaciones que no se adaptan a su Ikigai. Es decir, no les satisfacen o no se les da bien de forma innata.

Recuerda, unos de los requisitos del Ikigai es que sea necesario para el mundo

Además de todos estos criterios, nuestro Ikigai debe cumplir otro requisito. Que implique una necesidad para el mundo, un servicio para la comunidad. Para que, de esta manera, nos sintamos plenos y útiles en ese gran colectivo del que formamos parte.

Tu Ikigai está claro y definido si para ti es una gran pasión, te satisface y aporta significado a tu vida.

El Ikigai es encontrar tu pasión

Ya se que estamos poniendo como ejemplo a japón, y concretamente al archipiélago de Okinawa. Pero es que es allí donde originariamente nace este concepto o estilo de vida.

Y no les va nada mal. Veamos como influye tener definido tu Ikigai, partiendo de la vida de este pueblo.

1. Para empezar, en Japón no tienen un concepto para expresar “jubilación”. Simplemente porque no existe la posibilidad de un retiro definitivo.

“Su propósito vital es muy importante en esta cultura y no existe una jubilación del mismo” cita la revista National Geographic, en un artículo sobre el país nipón. Ese propósito existe mientras existe la persona.

2. Antes hablábamos de su sorprendente longevidad. Esto es así porque, además de una alimentación muy saludable, los habitantes de Okinawa tienen su Ikigai claro y definido. Eso hace que haya muchas personas centenarias. Y con un nivel de salud y vitalidad envidiable.

3. La longevidad viene propiciada por una salud de hierro. En estos lugares, los ciudadanos padecen menos enfermedades crónicas y serias. Sus analíticas desvelan más salud y menos radicales libres. Su alimentación a base de verduras, tés e infusiones y una saludable costumbre: comer sin saciarse, hasta un 80%.

Dicen que quedarse un poquito hambriento permite digestiones más ligeras y forzar menos nuestro organismo.

4. Mentalmente su salud también es sorprendente. No existen, casi, casos de demencia. Otros trastornos habituales, como la menopausia también son más ligeros. Y su vida sexual se prolonga más que la media mundial. Básicamente por la vitalidad de la que gozan.

Los investigadores resaltan que una parte importante de la salud y longevidad de los habitantes de Okinawa se debe a su actitud Ikigai ante la vida, lo cual procura un sentido profundo a cada día.

5. Además tienen hábitos naturales y saludables. En Okinawa todo el mundo tiene huertos. Y la vida comunitaria y cooperativa es muy importante en sus vidas. Tienen un fuerte sentimiento de pertenecieran a su comunidad.

6. Su espíritu de cooperación, conocida allá como “yui-maru”, forma parte de su tradición y sentimientos. Esa cooperación mutua se extiende a todos los ámbitos de su vida. Desde los trabajos agrícolas a la construcción de sus casas. Esa comunidad o “Moai” es una comunidad con intereses comunes, que se ayudan mutuamente.

7. Y esto nos lleva a su Ikigai. Para esta población, para cada uno de ellos, su Ikigai es ese propósito en el que todos aportan a la comunidad y eso les permite vivir con un objetivo claro y definido. Siempre están atareados. Pero nunca estresados. Les apasiona lo que hacen. No lo ven como obligación sino como fortuna.

Ese sentimiento de pertenencia y ayuda mutua aporta seguridad y contribuye a aumentar la esperanza de vida en Okinawa.

Ikigai es no trabajar sino ser útil

Si tenemos todo esto en cuenta, también reparamos en la frustración o vacío que invade a las personas que se jubilan en occidente.

Han perdido todo su propósito y motivación. La vida de las personas, no solo que se jubilan, sino también las que pierden su empleo, se torna anodina. Aparece la depresión y otros hábitos insanos que nos enferman o envejecen.

Sin embargo, cuando tienes un propósito claro, este no es tu trabajo. Sino tu pasión. De tal manera que nunca dejas de ejercerlo, por más que las políticas sociales digan que así debe ser. A quien apasiona ser jardinero o maestro, lo será toda su vida.

De ahí, la famosa cita de Confucio:

«Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida».

Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. Francisco

    Lo cierto es que aqui en Occidente deberiamos dejar de mirarnos tanto el ombligo y aprender mas de estas culturas.

    Yo admiro esa forma de pensar y de actuar y cuando miro a mi alrededor solo veo materialismo y prejuicios, esi si, sin generalizaciones

    Ikigai considero es una fuente de inspiracion y sabiduria de años de antigüedad y como tal hemos de esrudiarla desde el respeto y la curiosidad.

    Yo intento vivir asi desde hace tiempo pero he de reconocer que a veces me cuesta llevar a cabo ciertos hábitos.
    En fin un saludo y enhorabuena por este gran articulo.

    1. Jose Vicente Esteve Lopez

      Gracias Francisco, la clave está en abrir la mente. Y como tu bien dices, dejar de mirarnos el ombligo… Me alegro que te hay gustado! Un saludo!!

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